Mantener el cuerpo hidratado es la principal medida. Beber más agua que de costumbre y no esperar a tener sed. Se aconseja ingerir agua cada 15 a 20 minutos para impedir la deshidratación. El consumo diario del vital líquido debe ser de 2 a 3 litros.
La falta de agua puede producir en el organismo, además de la deshidratación, dolor de cabeza, mareos, náuseas y calambres.
También puede generar incremento del nivel de glucemia (azúcar en sangre), en el caso de los diabéticos, ocasionando descompensación y desequilibrio del nivel de presión arterial.
Para los días calurosos se sugiere una alimentación a base de frutas y verduras, evitando comidas muy calóricas como las frituras.
Se aconseja no exponerse al sol en el horario de 10.00 a 16.00, considerado pico, puesto que los rayos ultravioletas son mucho más intensos; tampoco es recomendable permanecer en lugares cerrados sin ventilación.
Síntomas de alerta
Las personas que presentan mareos, náuseas, escalofríos o desvanecimiento y pérdida de conocimiento requieren atención médica urgente, por lo que deben recurrir al centro de salud más cercano.
La cartera sanitaria enfatiza la importancia de prestar mayor atención a los grupos vulnerables: niños, ancianos, personas con obesidad y que estén bajo medicación, principalmente por problemas cardíacos.