28 mar. 2024

Basta de mentiras

Por Benjamín Fernández Bogado – www.benjaminfernandezbogado.wordpress.com

Un país con el per cápita hidroenergético más alto del mundo es incapaz de satisfacer las demandas mínimas de crecimiento del consumo.

Nos dijeron que con la línea de 500 kV eso sería un recuerdo. Ahora, la incompetente ANDE, con sus funcionarios bien pagados, nos afirma que eso recién se resolverá en ¡3 años!

En el país de las primaveras infernales nos recomiendan que no usemos aire acondicionado y que hagamos ahorro de energía. Es como pedirles a los cataríes o saudíes que no consuman combustible fósil.

Los de la Essap nos recomiendan que no reguemos ni plantas, ni jardines, que ni tengamos piletas en el país que tiene un tercio del Acuífero Guaraní, cientos de ríos en superficie y el mejor régimen de lluvia del planeta.

En verdad no nos merecemos este país ni los gobiernos que elegimos. Estamos manejados por incapaces que promueven cínicamente la inversión en un país cuasi inviable.

No podemos con la inseguridad que mata la esperanza de un pueblo, que es el principal deforestador en el mundo y donde se asesina a periodistas que denuncian estas cosas; que desalienta a los propios ricos paraguayos que poseen en el exterior más de 20.000 millones de dólares aproximadamente.

Ni ellos creen en el Paraguay que tenemos, ¿cómo podríamos convencer a los de afuera que invertir aquí es un buen negocio porque tenemos energía en abundancia, buena calidad de electricidad, abundante agua, mano de obra joven y barata... blablablá?

Señores gobernantes, así no se hace un país y si nuestros ricos no son tontos los de afuera no comen vidrio.

Nadie viene a un país desordenado e imprevisible.

El capital es cobarde y no quiere asumir riesgos innecesarios. Nuestro país debe abandonar el territorio de la mentira y asumir valientemente lo que somos y lo que podemos ser.

Basta de contar historias que solo las creen los inversores de maletín. Aquellos pícaros de los que tenemos ingratas memorias y cuyas inversiones nos han dejado voluminosas deudas.

Si queremos un país mejor, entendamos que el compromiso es colectivo.

¿De qué le sirve al sindicalista de la ANDE cobrar mejor si el servicio que da es pésimo? ¿Dónde llevarán su dinero los funcionarios de Itaipú y Yacyretá que viven como marajás, pero nadie les garantiza que no los maten a ellos o a su familia a la entrada de su casa?

La plata no se come, ella es un instrumento para vivir mejor... entre todos.

Los que creen lo contrario terminan generando el escandaloso robo no solo al Estado, ¡sino también a sus caseros!

Vivamos los paraguayos como siempre hemos vivido: austeros, solidarios, generosos, cuidándonos unos a otros, con un culto a la familia que era la envidia de otros pueblos. Retornemos a los valores que nos hicieron grandes en ciertos periodos de la historia.

El creernos una cosa distinta de la que somos nos hará perder la esperanza de construir un país mejor.

Basta de cinismo y de complicidad con los incompetentes.

El nuevo rumbo debe premiar a los buenos y castigar a los incapaces y ladrones porque, de lo contrario, la mentira terminará por extraviar definitivamente al Paraguay que queremos y anhelamos.

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