Vivir en San Lorenzo o transitar por sus calles se convirtió en una verdadera tortura. Lo mismo sucede con Ñemby, ciudades que no solo comparten límite territorial sino la falta de planificación en materia de tráfico, ordenamiento y limpieza, lo que las convierte en lugares poco amigables para vivir.
Mientras que varias ciudades del área metropolitana tuvieron un crecimiento importante y trabajaron en un ordenamiento del tráfico, San Lorenzo y Ñemby parecen haberse quedado en el tiempo.
Hace poco menos de 15 años, ir desde San Lorenzo hasta Asunción llevaba apenas 30 minutos, hoy lleva dos horas o más. En el caso de Ñemby, si bien se invirtió en una obra grande como Acceso Sur, la cantidad de semáforos y falta de control del tránsito provocan que se destinen horas a avanzar en un tramo corto.
Ambas ciudades comparten el descuido de sus autoridades hacia la ciudad, su visión cortoplacista incapaz de proyectar planes que permitan progresar a pesar de que distan a pocos kilómetros de la capital del país.
En días de lluvia, la situación se vuelve prácticamente catastrófica, pues los raudales hacen imposible transitar con vehículos y a pie, debido a la falta de desagües pluviales.
En el caso de San Lorenzo, el retiro de casillas de una de sus principales calles céntricas, tras un siniestro, no mejoró la situación. La falta de vías alternativas hace que el tráfico se vuelva caótico, provocando filas de varias cuadras en la zona del Mercado Municipal principal, a lo que se suman la basura, la ocupación de veredas por parte de comerciantes y clientes y el mal estado de las aceras. Lo mismo sucede en la zona del ex balneario Yberá, que se convierte en un embudo para quienes intenten salir o entrar de San Lorenzo.
Lo más preocupante es que no hay proyecciones para mejorar esta situación. Si bien la construcción de la avenida Laguna Grande permitirá minimizar los problemas, no los solucionará.
El Metrobús está pensado solo para quienes utilizan el tramo de la avenida Eusebio Ayala, y no se conocen proyectos a corto tiempo que incluyan algo similar para la avenida Mariscal López.
En el caso de Ñemby, la explotación del servicio de transporte público interno por parte de los concejales hace que no se pueda avanzar en mejorar el tráfico, sumado a la caótica distribución del recorrido de estos buses, que hacen colapsar el tránsito en las calles capitalinas.
En general, las ciudades crecieron sin contemplar la planificación con localidades vecinas y hoy están sufriendo las consecuencias las personas que habitan estas poblaciones o se ven obligadas a transitar por sus calles para realizar alguna gestión.
Independientemente a la afiliación política de los intendentes, se necesita dejar de lado el egoísmo partidario y comenzar a ejecutar obras en conjunto con el gobierno de turno que mejoren la calidad de vida de la gente.
Para ello, será necesario que parte del dinero proveniente de la emisión de bonos del Tesoro en el mercado internacional o de la contratación de préstamos de organismos multilaterales pueda ser invertido para que las ciudades ofrezcan una mejor calidad de vida.
Los pobladores de estas ciudades y quienes las visitan de paso merecen encontrar un lugar más ordenado. Mientras no se tomen decisiones en conjunto con el Estado central, la situación seguirá siendo lamentable.