El saldo negativo que para gracia de todos los que estaban en el bus no pasó a mayores fue que el portero suplente, Carlos Gamarra, terminó con un corte en la cabeza, pero no reviste gravedad.
Si bien el control previo y posterior al juego fue bueno por parte de la policía, que en todo momento guió y cuidó a los hinchas azulgranas que abandonaban la ciudad, es raro que se haya dado un hecho como este, siendo que el plantel debería recibir un mejor cuidado.