Austeridad, cautela y recortes fueron las palabras más comunes en los discursos de posesión de los nuevos alcaldes, principalmente los de las mayores ciudades de Brasil. El más enfático fue el nuevo alcalde de Río de Janeiro, el obispo evangélico y senador Marcelo Crivella. “La orden es la siguiente: es prohibido gastar”, dijo en su discurso el nuevo gobernante de la segunda ciudad más poblada de Brasil y la más emblemática. “El país está en crisis. Río de Janeiro está en crisis. Es tiempo de cautela”, dijo el ex ministro de Pesca al referirse a la grave recesión que el país sufre desde hace dos años y que redujo expresivamente la recaudación de todas las ciudades. La economía de Brasil sufrió una retracción del 3,8% en 2015, su peor resultado en 25 años, y, según las últimas proyecciones, se encogió otro 3,5% en 2016, con lo que acumuló dos años consecutivos de crecimiento negativo por primera vez desde la década de 1930. Algunas alcaldías siguieron el mismo camino y, para evitar un agravamiento, los nuevos alcaldes admitieron que tienen que apretarse los cinturones porque los recursos solo alcanzan para pagar salarios. efe