Más allá del miedo y la impotencia que siente al no encontrar respuesta de las autoridades, Mariana entiende que las personas como ellas viven en una desprotección real. “En el 2004 cuando estaba parada sobre Eusebio y Choferes del Chaco pasa un auto, un tipo saca un arma y empieza a disparar. Estábamos entre cinco chicas y nos tiramos todas al piso. La Policía estaba a una cuadra, a menos de 100 metros, en el surtidor y no hicieron nada”, recuerda.
“Por todo esto salí de la calle, empecé a trabajar en mi casa, por teléfono o a domicilio. Te dicen de todo, te insultan, te tiran botellas, te disparan”, lamenta Mariana.
De 1989 a esta parte 57 personas trans fueron asesinadas y solo hubo dos casos en los que el perpetrador fue sancionado. La organización Panambí, que defiende los derechos travestis, transgéneros y transexuales, denunció que este año se registraron dos casos.
A Marcela Valdez un objeto extraño en su cuerpo le recuerda constantemente que hay personas que la quieren muerta. “Al pasar me dispararon, estaba parada en una esquina y ahí me agarró la bala. Hay transfóbicos que por el solo hecho de vernos en la calle se empiezan a juntar o ellos solos al pasar nos disparan. Yo denuncié lo que me pasó pero no hubo ninguna respuesta porque no sabía quién fue. Tengo una bala incrustada en mi cuerpo”, relata.
“Yo sufrí mucho maltrato en la época en que ejercí el trabajo sexual. Soy trans desde que tengo uso de razón, terminé mi colegio gracias a Dios, no tuve otra opción para un trabajo u otras cosas y opté por el trabajo sexual”, rememora.
ODIO. “La sociedad naturaliza nuestras muertes, como que van a quedar impunes, como que realmente cualquier persona nos puede hacer eso. Eso nos hacen sentir en carne propia. Yo soy una sobreviviente, con tres impactos de bala en el cuerpo. Las personas que te van a matar te dicen claramente ‘te vamos a venir a matar’, eso siempre se escucha a la noche, en la calle“, advierte Yren Rotela, líder de Panambí.
Para Yren, se trata claramente de “crímenes de odio”. En muchos casos ni siquiera hubo intercambio de palabras entre víctimas y victimarios: los ataques se dieron a chicas trans en la calle por parte de hombres armados en vehículos.
“Tengo 23 años de trabajo sexual, en la calle uno pasa de todo, en la calle la Policía te amedrenta, la Policía te amenaza, la gente pasa y te tira botellas, bombas, se bajan y te pegan. Nos odian porque hemos trasgredido los roles y las pautas sociales”, sostiene Yren.
“A veces consta en las actas policiales que los crímenes fueron pasionales o por venganza, pero esa no es la realidad. En muchos casos vienen y te matan. Es una cacería. Cuando matan a una nos están amenazando a todas porque todas vamos a terminar así: ese es el mensaje”, agrega.
LEY. El proyecto de la ley de protección integral a mujeres, sancionada recientemente por el Congreso, inicialmente incluía a las personas trans.
“Al asumir una identidad femenina todas las leyes y programas deben también protegernos a nosotras, como mujeres trans. Sacaron (los parlamentarios) toda la palabra género porque ellos decían que la ley no debía incluirnos a nosotras”, afirma Yren Rotela. En ese sentido, Panambí aboga por una ley de identidad de género a fin de que las personas trans puedan acceder realmente a todos sus derechos y dejen de ser ciudadanos de segunda.