28 mar. 2024

Asabanados

Benjamín Fernández Bogado – www.benjaminfernandezbogado.wordpress.com

Así podríamos denominar a los nombres que nos proponen para miembros de cargos electivos y que a pesar de una ley que se aprobó nadie pretende cumplirla, incluido el máximo Tribunal Electoral paraguayo. Lo hicieron para evitar que la turba en aquella oportunidad quemara el Congreso con los asabanados en su interior. Ganaron tiempo para dejar que los hechos consumados y la falta de voluntad impidieran que se acabe con esta práctica que corta de cuajo la representación en democracia y la rendición de cuentas a sus mandantes.

El ciudadano Sergio Velázquez sigue explicando a quien lo quiera oír que incluso estas elecciones con esa ley aprobada pero no cumplida (caso único solo en Paraguay), estas elecciones próximas no pueden ser válidas. Sus argumentos son certeros, pero el desprecio de los políticos a la norma pueden llevar a este noble ciudadano a que lo tilden de loco próximamente. Aquí la cuestión es simple, la democracia representativa no funciona en este esquema y se ha buscado descomprimirla ante lo que podría ser una reacción fulminante contra todo el sistema democrático. En ese sentido, Velázquez les ha venido ayudando para que se salvaran, pero nuestros representantes se empeñan en no ser salvados como protagonistas de una perfecta tragedia griega.

Ahora se tiene la impresión clara de que con esta democracia ella no es representativa y no se elige al que se quiere, sino solo se vota en un acto mecánico e intrascendente. Si queremos mejorar la democracia que tenemos, algo debemos hacer. Las listas sábana no sirven para la realidad que vivimos y hay que cambiarlas por un sistema que permita que la representación directa del elector sea posible. Si para eso hay que cambiar el mecanismo de elección por algo que impida que le roben los votos a alguien que no tiene quien los cuide en las miles de mesas instaladas en toda la República, pues echemos mano a la tecnología y si hoy es posible girar dinero por teléfono votemos por el mismo procedimiento y nos ahorraremos millones de dólares en el camino y evitaremos el fraude y el robo de la voluntad popular. Pero para esto hay que tener un consenso nacional de que este sistema así como está no funciona y que queremos cambiar por algo mejor. Puede ser imperfecta la solución como toda obra humana, pero pretender afirmar que no mejorará el sistema que tenemos es de necios.

La democracia paraguaya cruje y corre peligro de derrumbarse como los edificios viejos en el terremoto reciente de México. Los hechos ya nos demuestran profundas grietas en el sistema de representación democrática con partidos que solo operan de fachadas y que deben echar mano al apriete del 5% voluntario de sus prosélitos con cargos para que alguien pueda figurar en su lista de candidatos. Absurdo absoluto como cuando los paneles en democracia no están prohibidos, pero nadie podía entrar a participar en ellos. Puro y duro autoritarismo, pero... en democracia.

Si no logramos achicar, recortar, ahorrar y mejorar los niveles de elección, la democracia paraguaya corre serio riesgo de tener que ser corregida por la fuerza y la imposición.

Los diarios asabanados se acabaron hace rato por las mismas razones que deben acabarse las listas sábana electorales que solo demuestran un notable apego a los antivalores del sistema democrático. Debemos cambiar cumpliendo la norma no solo porque es lo que corresponde, sino también para evitar que la democracia entre en una demencia absurda. Claramente, Sergio Velázquez no está loco.