Ataviadas de blanco, con velas en las manos, las internas recibieron la gracia del Espíritu Santo, según la fe católica. Valenzuela las ungió con el crisma y las instó a “que sean valientes, generosas y anuncien la belleza de creer en el Señor y que esta fe les ayude a ser serviciales, más pacientes, más piadosas, más responsables, la gracia del Señor transforma nuestra fe en bien”, expresó en su homilía.