23 abr. 2024

Artesanas ya tejen el simbólico pindó para bendecir el Domingo de Ramos

La Semana Santa se inicia este domingo y las artesanas ya empezaron a elaborar minuciosamente los ramos para el rito del ñemongarai. Este año la producción mermó y los precios se elevaron un poco.

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Preparativos. Manos laboriosas ya trenzan los ramos en los variados puestos de yuyos.

Tienen manos habilidosas y trabajan sin parar, tomándoles unos 5 minutos terminar de trenzar las hojas de palma. Los artesanos y vendedores de yuyos se encuentran desde hace unos días dándole forma de guachas y pantallitas de rosita al pindó, para que este domingo los fieles católicos celebren el inicio de la Semana Santa con la bendición de las palmas.
Una de estas artesanas es doña Cristina Amarilla (59), quien por estas fechas, desde hace más de 30 años entreteje minuciosamente las hojas de pindó en su puestito en el Paseo de los Yuyos del Mercado 4. “Sa’ima oñevende la pindó, ndaha’evéi yma guaréicha” (se vende poco, ya no como antes), comenta esta señora que terminó de trenzar 50 docenas de palmas, que cruzaron la frontera para que paraguayos en Clorinda (Argentina) puedan rememorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
Decorando los ramos también están Graciela Amarilla, Javier Torres, Adolfina Paredes y Aparicia Ramírez. Todos ellos no abandonarán sus puestos sino hasta el domingo a la tarde, cuando vendan todas las palmas tejidas. Pese a que la venta disminuyó, siguen siendo los alumnos de escuelas religiosas y personas adultas los que continúan manteniendo firme la tradición del pindó ñemongarai. Doña Cristina no se queja porque hacen para su “puchero...”.
La alza de precios de las plantas medicinales y la escasez de las hojas de pindó en Villa Hayes inciden en el costo del producto que se ofrece, según afirman.
El precio de una palma varía de acuerdo con la figura y el tamaño. Las de forma de “guacha” son las de mayor demanda por su comodidad y se venden a unos G. 3.000, incluyen las ramitas de ruda, romero y siempreviva, plantas medicinales que, según el folclore, auyentan la mala onda.
“Siempre tengo pindó karai guardado porque hay gente que me pide durante todo el año, por eso lo que sobra lo bendigo en la capilla San Miguel”, relata doña Cristina.
El rito católico de bendecir las palmas tiene un gran significado para el devoto que es fiel a la tradición. Según las vendedoras de hierbas medicinales, la quema del pindó karai con la ruda y el romero sirve para alejar las fuerzas negativas de los bebés y del hogar.
León Cadogán, en su libro Apuntes de Medicina Popular Guaireña, explica que el pindó karai es el resultado de una fusión de elementos occidentales y supervivencias guaraníes en nuestro folclore.
“De estas hojas se fabrican reliquias (amuletos) para defenderse contra el payé (hechicería, embrujo, magia); se tejen crucecitas para defender a los niños contra el Jasy Jatere, las mismas crucecitas, esparcidas alrededor de la vivienda, la protegen contra el Pyharegua o Pombero; y para curar el ojeo o tapichúa el mejor remedio es el pindó karai”, señala el texto.