El cortejo partió de la residencia del expresidente, en el barrio de Campo Grande, y atravesará varias arterias clave de la ciudad.
Antes de llegar a los Jerónimos se detendrá en el Ayuntamiento de Lisboa donde, tras una simbólica ceremonia, sus restos mortales pasarán a ser escoltados por la Guarda Nacional Republicana a caballo.
Acompañado por decenas de jinetes e insignias, el cortejo fúnebre emprenderá entonces la última parte de su recorrido.
En el claustro de la imponente edificación de los Jerónimos, donde el expresidente protagonizó la firma del tratado de adhesión a la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) en 1985, se instalará su capilla ardiente, a la que podrán acudir los ciudadanos hoy y mañana.
La despedida de Mário Soares, acompañada de tres días de luto nacional que comienzan hoy, contará con honores de Estado en homenaje a su papel clave en la construcción de la democracia lusa.
Su carácter extrovertido y espontáneo, unido a su protagonismo político -fue tres veces primer ministro y dos veces presidente de Portugal-, le convirtieron en una de las figuras públicas más queridas del país, que le homenajea desde el sábado con flores y carteles en los que le dan las gracias.
El “Obrigado (gracias), Mário Soares”, es también el mensaje que acompaña a las imágenes del expresidente que adornan la Avenida da Liberdade, una de las principales vías de Lisboa, y que también están presentes en la sede del Partido Socialista, que él mismo fundó en la clandestinidad en 1973, y en el Ayuntamiento.
La capilla ardiente de Soares se mantendrá abierta hasta mañana martes por la tarde, cuando tras una sesión de homenaje el cortejo fúnebre con sus restos mortales saldrá del monasterio en dirección al Cementerio de los Prazeres, donde tendrá lugar el funeral.
En su recorrido, el cortejo realizará breves paradas en varios puntos emblemáticos de Lisboa, como el Palacio de Belém -residencia oficial de los presidentes de Portugal-, el Parlamento luso, la Fundación Mário Soares y la sede del Partido Socialista.
