16 abr. 2024

Ariès: La estética de la historia

La quinta intempestiva

“En el fondo, la diferencia de una época a otra se asemeja a la diferencia entre dos cuadros o dos sinfonías: tiene naturaleza estética”. En esta frase, nos atrevemos a afirmar, está la piedra filosofal del pensamiento de Phillippe Ariès. El norte que ningún historiador debe perder de vista es el espíritu del tiempo, aquello que los filósofos románticos intuyeron como lo definitorio de una unidad de tiempo. Esto lo tenía bien claro Ariès, y puede afirmarse que el atractivo de su obra reside en esta idea.

En una de sus primeras obras, El tiempo de la historia, demuestra su preocupación por no aislarse del mundo, por no convertirse en un historiador academicista que se encierra en los archivos con un afán cientificista y pierde de vista la mirada global de su tiempo y del pasado. Si Ariès se convirtió en pionero y máximo representante de la historia de las mentalidades, fue por esta sensibilidad hacia el sentido de la historia, un esfuerzo por emerger de los detalles y causalidades hacia la contemplación totalizante.

Antes de que Edward Carr dejase en claro en su célebre ¿Qué es la historia? que “los hechos solo hablan cuando el historiador apela a ellos”, ya Ariès, influido a su vez por Raymond Aron, afirmaba que “el hecho está en el historiador, pero antes de él no estaba en el documento: es una construcción del historiador”. Siguiendo con la idea del espíritu del tiempo, la primera mitad del Siglo XX se concentró en discutir con el positivismo, tal era la tarea de Ariès y los otros citados.

De ahí que el concepto de hecho histórico fuese tan importante de ser analizado y desmitificado. Ariès encuentra que la estética, en el sentido de filosofía del arte, podía ayudarle en dicha tarea y escribe lo citado al inicio. Complementa dichas líneas diciendo: “El verdadero objeto de la Historia reside en tomar conciencia del halo que particulariza un momento del tiempo, como el estilo de un pintor caracteriza el conjunto de su obra. El desconocimiento de la naturaleza estética de la Historia ha provocado en los historiadores una decoloración completa de los tiempos que se propusieron evocar y explicar”.

Aunque han pasado muchos años de dicha idea, no dejan de tener vigencia para la tarea del historiador. Hoy, día en que Ariès hubiese cumplido cien años y el mundo lo recuerda por su aporte historiográfico, no quisimos olvidarlo en este pequeño espacio.