Por Rocío Cáceres
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“Tatetito en nuestro corazón, Tatetito en la imaginación, Tatetito es un hermoso lugar donde se juega solo por jugar...”. La canción con que el querido Tito García empezaba cada espectáculo sonó con fuerza ayer, al igual que los aplausos y cantos, en el Parque Serenidad de Villa Elisa, última morada del titiritero y animador infantil. García falleció el lunes, en el Hospital Central de IPS, donde estaba internado a raíz de las múltiples quemaduras que sufrió durante el incendio de su taller, el pasado 9 de enero.
Familiares, amigos, colegas y el público a quien divirtió por más de tres décadas, dieron al último adiós al chileno –que escogió a Paraguay como su tierra–, tanto en el salón velatorio como en el Teatro Municipal y el Parque Serenidad, en donde también se notó la presencia de niños, a quienes tanto quiso Tito.
No faltaron las palabras de admiración sobre su calidad como persona y profesional, en especial de parte de sus amigos más cercanos, entre ellos Cebollita, uno de sus colaboradores más cercanos. “Queremos agradecer a todas las personas que están acompañando desde el día del incendio hasta hoy (...) Tito fue muy feliz en Paraguay”, dijo. Lechugita –otro de sus compañeros de trabajo– lo recordó como el padrino de los enanitos, y “el único” que se preocupaba por ellos.
Luz María Bobadilla, en tanto, lo mencionó como una figura emblemática, que “todo lo que pasaba por sus manos lo convertía en arte”.
“Queremos agradecer a Paraguay por querer tanto a mi tío. Sabemos que él fue muy feliz acá”, dijo su sobrina Sahina Henriquez, y “gracias en nombre de los niños”, gritó con fuerza Carmen Maidana, una de sus seguidoras. Cebollita pidió que se despida a su gran amigo con sus propias palabras: “Que siga la función, que siga la función”.
En honor a Tito y para que su mundo fantástico siga divirtiendo a chicos y grandes, las personas que trabajaron con él prometieron que seguirán llevando alegría y diversión, para que su legado y su mundo fantástico, “nunca mueran”.