28 mar. 2024

Apenas se ha ganado una batalla

Por Sergio Cáceres Mercado – caceres.sergio@gmail.com

Por Sergio Cáceres Mercado  - caceres.sergio@gmail.com

Por Sergio Cáceres Mercado - caceres.sergio@gmail.com

La Universidad Nacional de Asunción tiene nuevo rector. Con esto uno pudiera pensar que se ha solucionado el problema de fondo. Se fue Froilán Peralta y lo peor ha terminado. Sin embargo, muy pocos piensan así. En primer lugar, todavía quedan unidades académicas donde ninguna reivindicación de los alumnos y docentes se ha dado, tal es el caso emblemático de la Facultad de Filosofía.

Pero, en segundo lugar, el cambio de personas en algunos puestos gerenciales claves será apenas una cuestión epidérmica si luego no se aplica una política universitaria de calidad. Si se compara la UNA de décadas atrás con la de ahora, es innegable que se logró un progreso material importante. Sin embargo, la entidad corrupta se ha ido pudriendo cada vez más en concomitancia y ahora sabemos que se podía haber logrado muchísimo más si no se despilfarraba tanto presupuesto.

Cualquiera sabe que a muchos políticos no les interesa que la educación mejore, menos aún la educación superior. Al contrario, se han servido de ella para sus propios intereses, y ha sido la más servil de todas las instituciones. La tan cacareada autonomía no le ha servido de nada a la UNA y en ella se infiltraron a sus puestos claves figuras más políticas que académicas. Como nunca hemos visto bastardeada la otrora noble figura del investigador como en esta siniestra época. El clientelismo se instaló y la universidad, pasiva y desconectada de la sociedad.

¿De dónde se supone saldrá la clase dirigente que tanto necesita el país? La UNA, por su historia pionera, por su infraestructura, por la cantidad de alumnos y docentes y por el presupuesto que el Estado le otorga, debe ser el ejemplo. Si ella es competitiva, pronto lo serán las demás y el sistema universitario mejorará ostensiblemente.

Socialmente no todo está perdido. El cambio fue empujado por los estudiantes. Podemos estar felices de que contamos con jóvenes idealistas y que luchan por tales ideales. A la larga, este será el resultado más motivador de todos, el haber visto tanta pujanza en nuestra juventud, la cual inmediatamente logró el apoyo de otros sectores sociales, incluidos universitarios que no son de la UNA pero que comprenden lo importante de la disputa de sus congéneres.

Esto recién empieza. Solo podemos concluir que las cosas en la UNA ya no serán las mismas. Apenas se ha ganado una batalla. En otras facultades se sigue peleando denodadamente y la fuerza de los estudiantes sigue intacta a pesar de que esta es una guerra de resistencia.

Mucho aún queda por analizar de esta revolución universitaria. Las aguas todavía no están calmas, y no lo estarán hasta que se consigan los cambios necesarios.

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