Elías Cabral- Canindeyú
En tanto, las numerosas fábricas e industrias asentadas en la progresista región deben recurrir a costosos generadores como alternativa para mantener la energía y poder seguir trabajando.
Juselino Caon, representante de la firma Capici, mayor productora de harina de la zona, manifestó la enorme preocupación por la falta de energía, y los sucesivos cortes prácticamente todos los días.
“Cuando vuelve la electricidad lo hace con mucho voltaje, lo que siempre produje la quema de las maquinas que, casi en su totalidad, son electrónicas”, indicó.
El empresario recordó que todas las veces que realizan consultas con los funcionarios de la Administración Nacional de Electricidad, reciben la promesa de que se están por solucionar los inconvenientes. En otras veces ni se logra comunicar con los responsables, lo que deja mucha incertidumbre al no saber si existen columnas caídas, o qué situación genera los permanentes cortes, según precisó.
Por otra parte, vecinos del barrio San Antonio de la misma ciudad, denunciaron la falta total de interés de la Ande, razón por la que tuvieron que colaborar para comprar un transformador e instalar y, de esa forma, acceder al servicio eléctrico. A un año de aquel entonces, la Ande aún no ha dado solución al tema.
La Ande invertirá en el departamento más de G. 20 mil millones en el marco de la emergencia por 90 días, declarada por el Poder Ejecutivo. Sin embargo, la ciudad de Nueva Esperanza no figura para recibir ningún beneficio.
La ciudad queda a poco más de 135 kilómetros de una de las mayores represas del mundo, como lo es la Itaipú Binacional.