Por Elías Piris. Twitter: @eliaspiris
Las últimas luces de la tarde iluminaban el contaminado arroyo Mburicaó. Las aguas que fueron musa inspiradora de las más sublimes creaciones de la poesía y música popular, corren llenas de desperdicios.
A la vera de este arroyo, en el barrio Santa Rosa se asienta el taller de motocicletas “Alo René”.
Lo que nos motivó ir hasta ahí no fue un “service” de motos a G. 75.000, como promociona en uno de sus tantos pasacalles. El motor de nuestra visita fue conocer a Alfonso Valdez, creador de los pasacalles de la indignación.
Cubiertas, hierros y aceite de motor en el suelo. Una ardua jornada de laburo llega a su fin entre sorbos de tereré y una cumbia que suena en el teléfono celular de uno de los muchachos.
Preguntamos por “René” – como se lo conoce – y nos dijeron que demoraría unos minutos en llegar. Esperamos....
Quince minutos después un corpulento hombre baja de una motocicleta con una sonrisa que denota optimismo puro y duro. Nos tiende la mano y se presenta. Estamos frente a una de las voces de la indignación ciudadana. Un trabajador que se preocupa por llegar a fin de mes, quien siente una bofetada en la cara cada vez que lee en los titulares de los diarios los salarios de primer mundo en las binacionales, los viajes de los congresistas con dinero del pueblo y los escándalos sexuales.
“A mí lo que me mueve es la indignación”, nos dice con una seguridad que da escalofríos. Alfonso comenta que las frases se le ocurren en pleno viaje en moto, cuando desde una de las “ciudades dormitorio” va hasta la capital a abrir el taller.
Confiesa que no tiene tiempo de apuntar sus ideas y que “al toque” llama a un amigo que hace los pasacalles y le dicta por teléfono lo que tiene en mente.
Así entonces, vemos creativos escraches a referentes de la clase política, como Juan Carlos Galaverna, Carlos Portillo, Horacio Cartes y unos cuantos más. Tampoco se salvan los empresarios del transporte encabezados por César Ruíz Díaz, quienes al reflotar su intención de subir el precio del pasaje, están bajo la mira de “Alo René”.
Muchos podrían pensar que se trata de una simple estrategia de marketing, de un “gancho” para atraer más clientes, algo que Valdez desmiente sin pestañear. “No aumentó para nada la clientela, o sino ya me hubiera comprado una camioneta”, dice entre carcajadas.
Lo cierto es que Alfonso es un ciudadano que como muchos decidió no callarse más. Se lo puede ver en cada jornada de protesta con pasacalle en mano. También es moderador del foro “Paraguay Primero” de la red social Facebook. Una comunidad en la que los ciudadanos pueden expresar sin censuras su indignación con la clase política, además de compartir información útil.
“Yo lo único que quiero es un país distinto para mi hija”, manifiesta emocionado. “Si el pueblo está unido y movilizado lo podemos lograr”, afirma.
Nos despedimos de este hombre con una sonrisa, producto de la buena onda que contagia y con la certeza de que existen personas que no bajarán los brazos en su lucha por un nuevo Paraguay.