El director del Hospital de Lambaré, doctor Roberto Núñez, menciona que existen tres factores que confluyen para el aumento de estos casos. En primer lugar, señala el permanente contacto con la tierra, la falta de higienización adecuada y también el factor nutricional.
“Cuando un niño anémico y parasitado tiene una infección en la piel, es mucho más probable que se complique, frente a un niño bien nutrido y con su sistema inmunológico bueno”. En esta situación en particular enfatiza que muchas veces los padres y demás adultos a cargo del niño, no le dan mucha importancia a esta situación”. En el grupo de riesgo señala a los niños anémicos, con bajo peso y que se encuentran en una situación de abandono.
Sobre este punto, señaló que muchas veces hay que recurrir a advertencias fuertes a fin de que los adultos cumplan con el tratamiento indicado para los pequeños.
Mapa. Núñez comentó que los casos más vistos corresponden a los abscesos (granos infectados) y celulitis. Menciona que si el absceso no se cura, puede ir penetrando más profundamente en la piel hasta llegar al hueso. De ahí puede generarse una infección gravísima en el hueso.
Llegada a esta situación, se requerirá de tratamiento por largo tiempo. Pero el problema no termina acá, ya que la situación puede agravarse aún más a una infección generalizada y posterior fallecimiento del paciente.
Para graficar esta situación, toma como ejemplo los casos de varicela. “Cuando el niño está afectado por la varicela, generalmente dicen, bueno, no vamos a bañarle. No le bañan y entonces la infección penetra. Eso hace una infección generalizada y fallece por una sepsis de la piel”, explica.
Núñez señala al estafilococo y al estreptococo como las dos bacterias que representan más riesgos para la salud en casos de enfermedades de la piel.
El titular del nosocomio lambareño insiste en la manera sencilla de combatir estas enfermedades.
“Con lavado de manos y buena higiene podemos evitar estas enfermedades que pueden ser potencialmente mortales”, explica. Añade además que las complicaciones epidérmicas pueden afectar incluso al riñón.