“Mientras mantenga la pasión, quiero seguir. La interpretación se convierte en algo natural cuando llevas haciéndolo tanto tiempo como yo, y es casi inimaginable pensar en dejarlo”, dijo el actor al diario británico The Mirror.
“Soy consciente de que me hago viejo”, apuntó, “pero aún puedo hacer esto”.
Y de qué manera. En el último año y medio ha estrenado tres películas (The Humbling, Manglehorn y Danny Collins que, aún lejos de ser éxitos comerciales, le han deparado algunas de las mejores críticas en los últimos 15 años. Y ya prepara Beyond Deceit, junto a Anthony Hopkins, y The Trap, acompañado por James Franco y Benicio del Toro.
Pero posiblemente el proyecto con el que se frota las manos es la obra teatral China Doll, con la que regresará a Broadway a finales de año de la mano de David Mamet, con quien ya trabajó en las representaciones de American Buffalo (1983) y Glengarry Glen Ross (2012). “Se puede decir que casi nací en el teatro”, afirmaba Pacino en noviembre en Los Ángeles.
“Fue mi infancia y mi educación en la vida. Estoy más cómodo allí que haciendo películas. Y es donde encuentro los mayores retos –reconoció entonces–. Amo salir cada noche a escena y no saber qué va a ocurrir”. EFE