Hoy meditamos el Evangelio según San Marcos 12, 13-17.
Dad al César lo que es del César... El Señor distingue los deberes relacionados con la sociedad y los que se refieren a Dios, pero de ninguna manera quiso imponer a sus discípulos como una doble existencia.
El hombre es uno, con un solo corazón y una sola alma, con sus virtudes y sus defectos que influyen en todo su actuar y “tanto en la vida pública como en la privada, el cristiano debe inspirarse en la doctrina y seguimiento de Jesucristo”, que tornará siempre más humano y noble su actuar.
El cristiano elige sus opciones políticas, sociales, profesionales, desde sus convicciones más íntimas. Y lo que aporta a la sociedad en la que vive es una visión recta del hombre y de la sociedad, porque solo la doctrina cristiana le ofrece la verdad completa sobre el hombre, sobre su dignidad y el destino eterno para el que fue creado.
El papa Francisco a propósito del Evangelio de hoy dijo: “Usted me pregunta también cómo entender la originalidad de la fe cristiana, ya que esta se basa precisamente en la encarnación del hijo de Dios, en comparación con otras creencias que giran entorno a la absoluta trascendencia de Dios”.
La originalidad, diría yo, radica en el hecho de que la fe nos hace partícipes, en Jesús, en la relación que él tiene con Dios, que es Abbá y, de este modo, en la relación que él tiene con todos los demás hombres, incluidos los enemigos, en signo del amor.
En otras palabras, la filiación de Jesús, como ella se presenta a la fe cristiana, no se reveló para marcar una separación insuperable entre Jesús y todos los demás, sino para decirnos que, en él, todos estamos llamados a ser hijos del único Padre y hermanos entre nosotros.
La singularidad de Jesús es para la comunicación, y no para la exclusión. Por cierto, de aquello se deduce también –y no es poca cosa–, aquella distinción entre la esfera religiosa y la esfera política, que está consagrado en el “dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, afirmada claramente por Jesús y en la que, con gran trabajo, se ha construido la historia de Occidente…”.
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios de Francisco Fernández Carvajal y http://es.catholic.net/).