Es así que muchos llenan sus termos y botellas plásticas con el agua del manantial que “ya está todo bendecido”, afirma Catalina Amarilla, de la ciudad de Limpio.
Algunos llevan dos a cuatro botellas repletas del líquido cristalino, pues lo usan no solo para tomar sino para curar dolores, principalmente a los más pequeños. También están los que lo utilizan para bendecir la casa. “De alguna manera acerca la gracia de Dios a los hogares, porque es agua bendita; una intercesión de la Virgen que nos ayuda a acercarnos un poco más a Jesús”, explica Rolando Delvalle, de Itapúa.