“Por más que ahora dicen que el lago está en una etapa recuperada, eso no es cierto. Falta todavía un tiempo. No se puede afirmar que el lago ya está fuera de peligro de alguna floración producida por organismos pertenecientes al grupo de las cianobacterias”, señaló.
Como dato positivo resaltó que de acuerdo al informe del Cemit, la carga de contaminantes disminuyó bastante con relación a años anteriores. Benítez atribuye este descenso a varios factores. Entre ellos cita un mayor control de parte de los organismos estatales en la descarga de los contaminantes en el curso hídrico. A esto le suma las intensas lluvias caídas entre el año pasado y este año. “Eso favorece a la dilución de los contaminantes”, refirió.
Menciona, además, que las especies que producen cianobacterias siguen estando presentes en el ecosistema del lago. “Ahora mismo no se produce una floración llamativa porque esa concentración de los contaminantes sigue baja”.
Sin embargo, señala que al registrarse una bajante importante del lago, esta situación puede repercutir en la multiplicación de floración, pero no como ocurrió en otras temporadas. “Como ejemplo puedo comentar que en años anteriores la concentración de nitrógeno llegaba a 5 ml por litro. Ahora estamos alrededor de 1 ml”, especificó.
Pero no deja de alertar que la falta de lluvias, que se prevé a causa del fenómeno de La Niña, y los residuos contaminantes que llegan al lago, contribuyan al aumento de la floración. Confiesa que él no se bañaría en el lago y tampoco se lo recomendaría a alguna persona conocida.
Variables. El microbiólogo explicó que varios son los factores que influyen para la situación del lago. Por lo tanto, no se puede hablar de una sola solución. Como medida, sugiere que todas las empresas que vierten residuos a los cursos de agua que dan al algo, tengan su propia planta de tratamiento para tratar sus propios contaminantes.