YBY YAÚ
De acuerdo a los relatos de los testigos, la banda del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) demostraba tener suficiente información del movimiento de personas en la Ganadera Luisa, propiedad de la familia Natto.
Los integrantes del grupo armado manejaban la información de que Robert Natto y Erika habían regresado de Alemania hace 22 días, dijeron.
Luego de interceptarlos y retener a la pareja y al grupo que los acompañaban, preguntaron insistentemente por Manfred Natto, hermano de Robert. Manfred hace un mes que está en Alemania y era el encargado del establecimiento ante la ausencia de Robert. Los investigadores indagan también la posibilidad de que el objetivo inicial haya sido Manfred.
En una entrevista con el administrador del establecimiento Jorge Candia, este contó algunos detalles de lo que vivieron durante las varias horas en manos del grupo criminal.
Candia, junto a dos menores de 15 y 17 años, su hijo y sobrino, además un vacunador de animales y la pareja de alemanes fueron tomados como rehenes por el EPP aproximadamente a las 13.30 del miércoles y liberados a las 19.30, no así su patrones que en la medianoche fueron ejecutados tras un enfrentamiento entre el grupo criminal y la FTC.
Explicó que actuaron con frialdad y mucho profesionalismo en la toma de rehenes. Indicó que hubo un dramático diálogo entre Robert Natto y el cabecilla del grupo, que sería Alejandro Ramos.
Luego de culminar los trabajos de control y vacunación de los animales volvían al casco principal del establecimiento cuando fueron interceptados por cuatro miembros del EPP: Alejandro Ramos, Antonio Bernal Maíz, Rubén Darío López (alias Loro) y Esteban Marín López; estos fueron reconocidos a través de fotografías proporcionadas por el Ministerio Publico.
Los epepistas intimaron a las seis personas que bajaran de la camioneta y las obligaron a caminar por espacio de 30 minutos. A Candia, al vacunador y a los menores les hicieron cargar sus pesadas mochilas, llenas de víveres, ropa y agua; internaron a sus víctimas en una pequeña área boscosa de la estancia.
En ese lugar, limpiaron una pequeña parte y los hicieron sentar. A uno de ellos le llamaban teniente, quien habló y les dijo que eran del EPP. “Mi patrón les preguntó cuál era la situación, qué falla tenía. El teniente le respondió que buscaban una multa, una colaboración. El patrón le dijo que podían darle 20.000 dólares, a lo que el teniente indicó que eso era muy poco, pero tenía que consultar con su superior”, indicó Candia.
El pago. El miembro del EPP le dijo al alemán que ellos debían pagar una multa para trabajar tranquilo sin que nadie le moleste. Siempre según el relato de los testigos, el teniente se retiraba unos metros del sitio y hacía llamadas y hablaba con alguien por largo rato, mientras otro integrante sacaba un cable que tiró por los arbustos y escuchaba una radio pequeña.
Los delincuentes contaban con armas largas y cortas, además de equipos de comunicación, walkies y otros tipos de aparato. “No recibimos maltrato ni siquiera de palabras de parte de ellos; siempre se dirigían a nosotros con una voz de mando, como si fuera un militar; eran muy tranquilos, no se mostraban nerviosos ni violentos”, expresó por su parte Candia.
“Entre las 19.20 y luego de hablar en varias oportunidades no sabemos con quién, el teniente ordenó la liberación de cuatro de los rehenes. Nos dijeron que no nos vayamos donde estaba el vehículo, que tenía bombas para la policía. Además prometieron que en cualquier momento nos volveríamos a encontrar y que se llevaban a los patrones para negociar la multa”, indicó Candia.
Los liberados, luego de caminar unos kilómetros con destino al casco principal de la estancia, se encontraron con policías, desplegándose un operativo que culminó alrededor de la medianoche con el enfrentamiento y la muerte de la pareja de alemanes.