A pesar de los años mantenía plena lucidez y recién en los últimos tres meses su salud se había deteriorado al punto de ser necesaria su internación, a causa de una pulmonía, en el Policlínico Rigoberto Caballero.
Su vínculo con el fútbol comenzó en la década de los cuarenta, llegando a descollar en la primera división del club Guaraní, lo que le abrió paso a la Selección Nacional, que en los últimos sudamericanos de aquella época acarició el primer título continental, que llegó en 1953, en Lima. En aquella escuadra ya no estuvo Ranulfo, que pasó posteriormente a abrazar la dirección técnica en la que tuvo el insigne merecimiento de ser el conductor exitoso de la Albirroja, cumpliendo asimismo la función de entrenador en diversos clubes de nuestro medio (Nacional, Cerro Porteño, Guaraní) y también en el exterior.
LA CUMBRE. Su punto más alto como entrenador fue la victoriosa campaña de la Copa América 1979, cuando fue el entrenador que condujo a la Albirroja a su segunda y última conquista continental. Él mismo lo reconoció en una entrevista con nuestra hoja al señalar: “En el fútbol viví momentos extraordinarios como la conquista de la Copa América y eliminar a Brasil en el propio Maracaná”, resaltando asimismo que “la mayor satisfacción que me dejó el fútbol fue trabajar por los intereses deportivos del país”. Así declaró a ÚH el año pasado.
También se recuerda su paso como asesor de la Selección Nacional que volvió a un mundial después de 12 años, que tuvo como orientador a Paulo Cesar Carpeggiani. Antes, había sido contratado por el Comunicaciones de Guatemala.
En el 2016 la Comuna lo distinguió como “Hijo dilecto de la ciudad de Asunción”.