PALMA DE MALLORCA-ESPAÑA
La infanta Cristina de España y su marido Iñaki Urdangarin, juzgados en una macrocausa por presunta malversación, escucharon ayer impertérritos cómo el primer interrogado rememoraba los “acuerdos” millonarios cerrados entre amigos tras un partido de pádel en un palacio real.
Cristina de Borbón, de 50 años, segunda hermana de Felipe VI, y Urdangarin, de 48 años, llegaron con semblante serio por la mañana al tribunal de Palma de Mallorca, en las mediterráneas islas Baleares.
Durante tres semanas, deberán sentarse en el banquillo de martes a viernes para sus propias declaraciones y las de los otros 15 acusados en el primer juicio a miembros de la familia del rey de España.
el escándalo. Empresas pantalla, falsas facturas, contratos inflados, empleos ficticios son, según la acusación, los ingredientes de un escándalo que hundió la imagen de la Corona, contribuyendo a la abdicación de Juan Carlos I, el 2 de junio de 2014, a favor de su hijo Felipe VI.
Al mando de una entidad sin ánimo de lucro, el Instituto Nóos, Urdangarin, ex medallista olímpico de balonmano, y su socio Diego Torres están acusados de malversar cerca de 6 millones de euros pagados entre 2004 y 2007 por los gobiernos regionales de Baleares y Valencia.
El primer acusado en declarar fue un antiguo amigo de Urdangarin, Cristina y Felipe: José Luis Ballester, más conocido como Pepote, campeón olímpico de regatas en Atlanta 1996 y director general de deportes del gobierno balear de 2003 a 2007.
Incómodo por su condición de arrepentido, comenzó explicando por qué desde 2010 decidió colaborar con la Justicia a cambio de una reducción de pena.
“Presupuesto ficticio”. Ayer, Ballester detalló cómo Matas, ex ministro de José María Aznar y ya condenado en otro caso de corrupción, decidió atribuir contratos públicos sin licitación a Nóos para complacer a Urdangarin. “¿Dónde se reunían?”, le preguntó el fiscal. “En el palacio de Marivent”, residencia de verano de la familia real en Palma, respondió. “¿Jugaron al pádel y después hablaron?”, inquirió el fiscal. “Efectivamente”. Urdangarin obtuvo contratos de oro para Nóos, como la organización de un congreso de dos días sobre turismo y deporte por 1,2 millones de euros. “Un precio completamente desproporcionado basado en un ‘presupuesto ficticio’, según la fiscalía.