Cansado de las críticas de organizaciones sociales sobre el continuo pisoteo de los derechos humanos por parte del Poder Ejecutivo, la Presidencia de la República emitió un extenso comunicado que pretende rebatir cada crítica hecha a la actual gestión en esta materia. El documento se constituye en una evidencia más de la sistemática negación del Gobierno cuando es interpelado en este ámbito. Solo basta recordar algunos episodios.
En junio pasado el canciller Eladio Loizaga declaró que Paraguay no es un país homofóbico, días después de que en plena sesión del Senado los parlamentarios José Manuel Bóbeda y Carlos Núñez hicieron gala de su intolerancia. El primero agradeció haber nacido un “viril jinete” y el segundo reveló tener como afición insultar a travestis en la calle desde la ventanilla de su vehículo.
No obstante, aquella vez el ministro de Relaciones Exteriores dijo que “no ve homofobia” en el país, por lo cual el Estado no debía suscribir la declaración contra toda forma de discriminación presentada por Brasil, para tratarse en la 44ª Asamblea de la Organización de Estados Americanos.
Seguramente, Loizaga no está enterado de que desde 1989 a estos tiempos más de 50 personas trans han sido asesinadas y absolutamente todos los casos quedaron sin resolver. Por inexplicable que sea, para el Estado la tenebrosa impunidad que rodea a estos crímenes de odio no significa que exista homofobia en el país.
Ahora, el Poder Ejecutivo niega violar derechos humanos, días después de que el Ministerio del Interior y toda la cúpula de la Policía Nacional hayan homenajeado a un sanguinario torturador de la dictadora stronista.
Este comunicado del Poder Ejecutivo se emitió en la misma semana en que organizaciones denunciaron el homicidio de tres dirigentes campesinos en el último año –cuyos casos también siguen impunes– así como la violenta represión policial a seis manifestaciones ciudadanas en el mismo periodo. A todo esto se suman las muertes de cinco adolescentes recluidos en el Centro Educativo de Itauguá durante el 2014.
Sin dudas, todas estas situaciones son problemas acumulados a lo largo de décadas marcadas por la desidia y corrupción. Sin embargo, el Poder Ejecutivo debe dejar de negar todo para eludir su cuota de responsabilidad. Finalmente, los sabios dicen que el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo.