Pineda, quien bajo un ardiente sol presidió el viacrucis en Tegucigalpa acompañado por centenares de fieles católicos de todas las edades, se pronunció contra la guerra en Siria, el terrorismo, el secuestro, la prostitución y la indiferencia de la sociedad con los pobres y necesitados.
El pueblo de Siria experimenta “un calvario, un camino de la cruz muy duro y muy particular. Con esta estola (vestimenta litúrgica), pueblo sirio, hoy, ustedes están en Tegucigalpa, con esta estola, fieles de Tegucigalpa, nosotros estamos en Siria”, subrayó el religioso.
“Vemos los zarpazos mortales y las heridas del terrorismo, de las guerras, del secuestro, de los asesinatos, nada extraño a nuestra Honduras”, enfatizó.
En cuanto a la situación interna de Honduras, Pineda abogó por el cese de la violencia en el país centroamericano, donde a diario se registra un promedio de doce asesinatos, según cifras oficiales.
Destacó que en la actualidad los hombres y mujeres están “sometidos a nuevas esclavitudes por un mundo globalizado, hoy las máquinas lo hacen todo y cada vez menos el trabajo de nuestras manos se hace necesario”.
El religioso pidió a los hondureños solidaridad y misericordia con los pobres y necesitados, y criticó “la indiferencia” de la sociedad ante las carencias de los demás y el desempleo en el país.
“Se trata de una indiferencia de hombres y mujeres que se ven olvidados en el silencio, que se olvida el tesoro de la fuerza de sus manos, de sus brazos y de su corazón, te pedimos que veas y escuches a aquellos que son desechados y despreciados en sus trabajos”, señaló.
Agregó que miles de hondureños viven con “angustia, con miedo, en la injusticia y sin trabajo”, por lo que pidió a la Virgen María que ruegue por sus compatriotas.
Abogó por los ancianos, los enfermos y las personas víctimas de todo tipo de violencia, al tiempo que lamentó que la pobreza lleva a más mujeres en el mundo a ejercer la prostitución.
Hay muchas mujeres que “sonríen sin tener ganas de sonreír, sudan entre sábanas que no son de amor, se encuentran con el corazón frío, como en invierno, es como el otoño de sus vidas, que cada día se van cayendo las hojas de la dignidad”, añadió el religioso.
Pineda dijo que estas mujeres “tiemblan débiles y vulnerables” y, algunas veces, “son manipuladas por mafias”, por lo que “ya no anhelan vivir sin ningún tipo de amor”.
En una de las catorce estaciones del viacrucis, que fue acompañado en su mayoría por mujeres, Pineda pidió a la sociedad no cansarse de “hacer el bien” y no olvidar que el cuerpo “es sagrado”, pues “Dios habita en el”.
Lamentó que muchos hombres y mujeres en el mundo son “esclavos de las drogas y el alcohol” y pidió a los jóvenes “apreciar el don de la vida” y “decir no a la cultura de la muerte”.
Similares procesiones del viacrucis se realizaron en las principales ciudades del país centroamericano.
La celebración de la Semana Santa en Honduras tiene mucho colorido, con hermosas alfombras con motivos cristianos a base de serrín.
Una de las alfombras más largas supera los 600 metros en la Avenida Cervantes, en pleno centro de Tegucigalpa, por la que pasará la procesión del Santo Entierro, y en su elaboración participaron decenas de hombres y mujeres contratados por la Alcaldía de la capital.