19 abr. 2024

A un compañero enfermo

Nosotros pensamos que lo único que vale es que podamos estar activos, que nos movamos a placer o que todo nos salga bien. Y cuando visitamos a un compañero enfermo, al verlo, no sabemos qué decirle.

Es necesario que reflexionemos y hagamos nuestro lo que es estar enfermo o impedido en muchas cosas por la edad. Y, esto por nuestros compañeros enfermos y por nosotros mismos, cuando un día estemos así.

He leído tres pensamientos sobre esto.

Primero: La enfermedad rompe nuestra seguridad y nos lleva a apoyarnos en algo o alguien más fuerte.

Segundo: En la enfermedad repasamos el pasado y nos reconciliamos con nosotros mismos.

Tercero: Con la enfermedad vemos la vida con nuevos ojos.

Curiosamente, las tres cosas son tres bienes que debiéramos de haber adquirido a medida que íbamos creciendo en los años. Pero no lo hicimos. ¿Por qué?

Y aquí habría que hacer un estudio profundo del sentido y de la realidad de la vida moderna, en la cual, con sus bienes y males, estamos insertos. Y esto ni lo hacemos ni nadie nos ayuda a hacerlo. Simplemente vivimos, millonarios en días (creyendo que estos nunca se van a acabar) y derrochándolos sin pensar demasiado.

Lo que escribo ahora es el karaku de todo.

Ese compañero enfermo, en su enfermedad, es maestro en estos tres temas.

Se siente poca cosa y acepta feliz ayuda de toda clase, porque ahora se ve necesitado de ella. Se ha reconciliado consigo y con Dios. Y nos puede enseñar mucho de la vida a la que ve cómo un tesoro.

Tiene ese carpe diem, bien entendido, que le hace (en medio de todos los dolores), soñar en futuro.

Cuando visitemos a un compañero enfermo, vayamos a aprender todo esto de él partiendo de lo que nosotros ni entendemos ni practicamos.

Y en ese diálogo procuremos ayudarlo.

Tal vez también descubramos que él necesita de nosotros.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.